LEY TRANS

Los psiquiatras infantiles alertan sobre la Ley Trans: «Pone en riesgo la salud de los niños»

Vox Irene Montero
Irene Montero, Ione Belarra y Pedro Sánchez. (Foto: EP)
Pelayo Barro

La Ley Trans, la nueva normativa que permitirá a menores de edad iniciar los trámites para cambiar su sexo registral incluso sin el permiso o conocimiento de sus padres, ha abierto un cisma político entre el PSOE y Podemos. Pero también entre la comunidad médica, donde consideran que los legisladores les han dejado de lado. Desde la Asociación Española de Psiquiatría de la Infancia y la Adolescencia (AEPNYA) han emitido un duro comunicado contra la norma. Advierten que su entrada en vigor supondría un riesgo para «el derecho a la salud de los niños», ya que se prescinde totalmente del circuito médico y de los profesionales que deben valorar la presencia de posibles patologías en los menores.

«Altamente preocupados». Así se muestran los profesionales de la psiquiatría infantil que se engloban en AEPNYA, una asociación fundada en 1950 y que cuenta con 450 miembros. A su entender, la nueva Ley Trans tiene tres problemas fundamentales que afectan al desarrollo de los menores.

El primero de ellos es que la Ley «no sólo no protege, sino que pone en riesgo el derecho fundamental de los niños a una atención médica integral». Recuerdan que esa atención integral debe incluir una «valoración física y de salud mental del niño y su entorno ante malestares emocionales». Con la nueva normativa, sólo con la presentación de una solicitud en el registro civil será suficiente para ese cambio de sexo en términos legales.

Ese aspecto, explican, se hace aún más peligroso cuando la ley explica que será «un funcionario» de ese registro quien explique al menor las consecuencias jurídicas que supone este cambio de sexo, cuando los psiquiatras entienden que debería ser un profesional médico quien explique al menor cuáles son las consecuencias de ese acto para su salud.

«No establece que haya alguien y quien debe ser ese alguien que facilite información sobre las consecuencias, positivas y negativas y beneficios y riesgos previsibles sobre la salud mental y física de cualquier decisión o intervención transicionadora», explican.

Además, la Ley recoge un término inventado como es el de «identidad sexual», que no tiene ningún tipo de referencia en el aspecto médico y que suplanta por completo el de «sexo», como «condición orgánica, masculina o femenina, de los animales».

Sin médicos

Explican que una Ley como esta, con un calado fundamental en la salud de los menores, debería contar «con un análisis de riesgos claro». «Creemos que tener en consideración la perspectiva, conocimiento y experiencia que podemos aportar los médicos psiquiatras de la infancia y adolescencia es esencial y no hacerlo, una negligencia grave institucional en el cuidado de los niños», advierten. «Un país civilizado no puede ignorar ese activo».

Recuerdan los psiquiatras que otros países iniciaron el mismo camino que ha iniciado ahora España, pero que lo abandonaron al constatar que no era el enfoque adecuado de la cuestión. «Si miramos hacia fuera, otros países con más experiencia tienen mucho que aportarnos respecto a una posible Ley Trans. Países como Finlandia o Reino Unido han dado marcha atrás a modelos asistenciales de los niños autoidentificados como trans más invasivos y rápidos a modelos asistenciales más evaluativos, psicológicos y reflexivos, vinculados con los servicios de Salud Mental».

«De los distintos modelos asistenciales se han generado datos, información muy útil que nos debe servir para no repetir errores y para empezar a recorrer el camino que otros han realizado teniendo en cuenta lo que ahora sabemos y ellos no sabían cuando empezaron. No tener en cuenta este tipo de conocimiento, experiencia asistencial y estudio científico de los resultados, es, de nuevo, negligente», subrayan.

 

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